martes, 16 de agosto de 2011

Lectura para compartir con ustedes


GUILLERMINA TIRAMONTI, DIRECTORA DE FLACSO ARGENTINA 

"La escuela media no va más: no sólo no enseña sino que genera desigualdad" 

Según Tiramonti, esta secundaria recibe exigencias para las que no fue creada.



NUEVA ESCUELA MEDIA. "Es necesaria para recuperarla", dijo Tiramonti.(Juano Tesone)





Liliana Moreno 
limoreno@clarin.com


Los que saben dicen que la escuela media tal como la conocemos —secundaria o polimodal— no va más: no sólo no enseña sino que genera desigualdad. Hay que repensarla, propone Guillermina Tiramonti, directora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), que organizó el seminario internacional "La escuela media en debate". Pero primero hace un diagnóstico: —Tenemos el mismo modelo escolar que a principios del siglo XX y le hacemos exigencias para las que no fue creado. Por un lado, hay un cambio cultural muy fuerte que exige que la escuela "dialogue" con otros lenguajes y se descentre de ese lugar exclusivo de la cultura letrada. Por otro, le demandamos universalización —con lo que estoy de acuerdo—, pero a una institución que se creó para seleccionar sólo a un grupo de la población. Y a esta demanda de inclusión de nuevos grupos sociales —porque la tendencia es al crecimiento y a la ampliación de la matrícula— la escuela da respuesta fragmentando el sistema. Es decir, generando circuitos diferenciados para grupos sociales diferentes. 


—¿Ghetos?


—Ghetos. Grupos de escuelas que se parecen entre sí y a las familias que atienden pero que se diferencian, a veces radicalmente, de otros grupos de escuelas que atienden a otros chicos de otros sectores sociales. Un ejemplo claro son las llamadas escuelas garaje que tienen la finalidad de contener a los chicos que están en una situación social de riesgo pero que están imposibilitadas de generar una propuesta pedagógica que los incorpore al saber contemporáneo. 


¿Cómo impactan estas fronteras en los chicos?


—Un buen ejemplo es el de la construcción del otro desde el famoso valor de la solidaridad. Todas las escuelas de clase media hacia arriba tienen programas de solidaridad social, que en realidad son programas de asistencia, donde los chicos construyen a los otros más pobres como sujetos de asistencia y a ellos como sujetos de la dádiva. Si uno piensa en una sociedad democrática aquí hay una ruptura fundamental. La idea de la democracia está basada en el principio de igualdad y, por lo tanto, la solidaridad es entre iguales no entre asimétricos. Entonces, uno de los problemas del gheto es que los otros son extraños: en las escuelas de los countries, por ejemplo, los que están afuera son una amenaza a la seguridad. 


—La vieja escuela pública, en cambio, permitía cierto diálogo entre sectores sociales.


—Por lo menos de las clases medias. Siempre hubo escuelas para la elite y para los sectores más bajos. Pero ha habido un espectro de escuelas muy amplio que atendía a sectores bajos integrados y a todas las dimensiones de la clase media. Esto generaba cierta garantía de cohesión social. Y esa escuela desapareció.


—En este contexto ¿Cómo encaja la propuesta de la nueva Ley de Educación Nacional de universalizar la escuela media?


—Lo ideal es pensar en una nueva secundaria. Porque para universalizarla hay que transformarla. Para no degradarla más. Para recuperarla y hacer de ella una institución que retome la heterogeneidad social e incorpore a los chicos a un efectivo diálogo con la cultura contemporánea.


—Habló del desfazaje de la escuela actual frente a los cambios culturales ¿Cómo se manifiesta?


—Insistiendo en un modelo pedagógico basado en la lectoescritura. No quiero decir que haya que abandonarlo pero hay que pensar en una escuela media con mayor diálogo con todas las manifestaciones culturales del contexto: con las imágenes, con Internet, con las nuevas formas de habitar el mundo que tienen los jóvenes, que en muchos puntos nos es extraño. Hay un discurso que dice que los docentes perdieron la voluntad de enseñar y de transmitir. Y es posible que haya algo de esto, pero creo que tiene más peso el hecho de que el docente no está familiarizado con la nueva cultura entonces duda de lo que transmite, encuentra que pisa en falso con respecto a la cultura de los chicos. Hay que retornar la confianza del docente transformándolo en un interlocutor válido de la cultura contemporánea.


—¿Hay señales de que se avanza en el buen camino?


—Hay una búsqueda de construcción de una nueva cultura pedagógica para estas nuevas exigencias. Pero tenemos que participar de esta búsqueda y me parece que no se está participando, que se está insistiendo en la inclusión sin dar otras respuestas.


1 comentario:

  1. Qué interesante la mirada que plantea el artículo. Y qué bueno que se hable de educación secundaria, tan acostumbrados a centrarnos sólo en lo que a nuestras carreras atañe, esto me resulto bueno.

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